Soblonké, el secreto maya escondido en calles de Mérida

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Soblonké es una de las zonas arqueológicas de Mérida situada dentro del fraccionamiento Gran Santa Fe, en Ciudad Caucel al poniente de Mérida, Yucatán. El nombre proviene del antiguo Rancho San Isidro o Soblonké, documentado en el área, y fue adoptado como topónimo durante los salvamentos del INAH a partir de 2005, en el fraccionamiento aún se pueden encontrar vestigios de dicho rancho..
Se trata de un sitio prehispánico maya ubicado en los alrededores de la antigua urbe de T’Hó (Ichcanzihó), la cual ocupaba la zona de la actual Mérida.
A diferencia de los grandes centros ceremoniales, Soblonké presenta estructuras de escala modesta, integradas hoy en un parque eco-arqueológico rodeado de áreas residenciales modernas.
Este caso ejemplifica la conservación del patrimonio maya dentro de la mancha urbana de Mérida, donde se han registrado más de 220 sitios arqueológicos distribuidos en diversos parques y reservas urbanas, de acuerdo con INAH y La Jornada Maya.

Cronología y contexto histórico
Las evidencias ubican la ocupación de Soblonké desde el periodo Preclásico hasta el Clásico Tardío de la civilización maya. Según estudios, el asentamiento tuvo población desde alrededor de 800 a. C. (Preclásico Medio) hasta ca. 700–750 d. C. (finales del Clásico). En particular, hubo un florecimiento entre el Preclásico Tardío (~300 a. C.–300 d. C.) y el Clásico Temprano y Tardío (siglos III–VIII d. C.), señala Asociación Tikal.
Históricamente, la zona de Soblonké estaba vinculada a la provincia maya de Chakán en el Posclásico y era vecina del pueblo prehispánico de Caucel. Las crónicas coloniales mencionan a Caucel como uno de los asentamientos aledaños a Ichcanzihó (T’ho) al momento de la conquista española en el siglo XVI.
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Esto sugiere que Soblonké, como asentamiento periférico, formaba parte de la red de comunidades mayas que apoyaban a la capital regional. No obstante, Soblonké no alcanzó la monumentalidad de ciudades mayores: ha sido catalogado en rango IV, es decir, un sitio de numerosas estructuras pero con escasa arquitectura monumental, indica Asociación Tikal.
En resumen, Soblonké es más antiguo que Chichén Itzá: su ocupación inicia en el año 800 antes de Cristo, mientras que Chichén Itzá se establece hacia el año 600 después de Cristo y tenía una función similar a lo que hoy es el fraccionamiento donde se encuentra.

Estructuras y hallazgos arqueológicos
Las exploraciones arqueológicas revelaron vestigios arquitectónicos dispersos en una extensión aún no determinada por completo. En 2005, durante el salvamento arqueológico, se registraron 122 estructuras prehispánicas en Soblonké; 68 fueron excavadas y documentadas y el resto se conservó bajo polígonos de protección para investigaciones futuras.
Las construcciones corresponden principalmente a plataformas bajas de vivienda y montículos menores dispuestos en grupos residenciales. No se han hallado pirámides ni templos de gran tamaño, indica Asociación Tikal y Por Esto!.
Entre los hallazgos se documentó abundante material cerámico y lítico (platos, cuencos, metates, herramientas) que permitió precisar la secuencia cronológica. También se registraron enterramientos humanos; se reporta una urna funeraria con restos cremados dentro de una cista de piedra en una de las estructuras principales.
Además, se exploró una cueva asociada al asentamiento con artefactos culturales que evidencian el uso de cavidades subterráneas para agua o fines rituales, de acuerdo con Mesoweb y Asociación Tikal.
Principales hallazgos arqueológicos en Soblonké:
- Estructuras habitacionales: más de 120 basamentos de piedra, probablemente bases de casas o terrazas residenciales, organizadas en patios y plazas menores, indica Asociación Tikal.
- Enterramientos: entierros humanos en plataformas domésticas, con cistas y ofrendas; se documenta un depósito especial en urna, de acuerdo con Mesoweb y Asociación Tikal.
- Objetos y artefactos: cerámicas utilitarias y rituales, lítica y concha; parte del acervo integró la exposición “T’hó. La vida prehispánica en Mérida” en el Museo Palacio Cantón, señala La Jornada y El Punto Crítico.
Función y importancia del asentamiento
La evidencia apunta a un asentamiento de carácter habitacional. El patrón —grupos de plataformas domésticas y patios— refleja la organización de una comunidad agrícola y residencial, posiblemente con un pequeño ámbito cívico local. Soblonké, al oeste de T’hó, habría sido parte de la red de asentamientos menores que integraban la zona metropolitana de la Mérida prehispánica, de acuerdo con Asociación Tikal y Mesoweb.
La ausencia de arquitectura monumental sugiere que no fue sede de una élite de alto rango, aunque los contextos funerarios y la cantidad de estructuras apuntan a una comunidad estable con prácticas rituales domésticas. Análisis regionales del Parme describen numerosos sitios periféricos como unidades habitacionales sin arquitectura monumental, indica Mesoweb.
Descubrimiento y trabajos de excavación
El descubrimiento y estudio intensivo de Soblonké se enmarcan en el auge inmobiliario de Mérida a inicios del siglo XXI. En 2004 se formuló el Proyecto Arqueológico Región de Mérida (Parme) para atender el salvamento en nuevas zonas urbanizables; desde 2005 se intervinieron varios sitios con salvamentos y rescates, de acuerdo con INAH y Mesoweb.
En mayo de 2005, el equipo del Centro INAH Yucatán inició excavaciones en Soblonké (Fase I de salvamento en Ciudad Caucel): se documentaron 122 estructuras (68 excavadas) y materiales que precisaron la cronología; parte de las construcciones se conservó in situ mediante polígonos de protección, indica Asociación Tikal.
La exploración se realizó con la normatividad de patrimonio, en coordinación con autoridades y desarrolladores, integrando estructuras al trazo urbano y consolidando muros y basamentos. Este enfoque forma parte de las líneas de trabajo sobre patrimonio arqueológico en áreas urbanas de Mérida, señala el INAH.
En años posteriores, con la expansión de Gran Santa Fe (Fase II y Norte), continuaron acciones de salvamento. Hay referencias técnicas del “Salvamento Arqueológico Polígono Soblonké, Caucel Norte, Fraccionamiento Gran Santa Fe, Fase II” en el Archivo Técnico del INAH, de acuerdo con Archivo Técnico del INAH.
Situación actual y conservación

Soblonké está integrado a la mancha urbana con protección oficial como Parque Eco-Arqueológico Soblonké. En 2013 se inauguró públicamente el parque en Gran Santa Fe como espacio de conservación y uso social, indica Sipse.
El parque —difundido también como “K’íiwik Soblonké Ka’achéj”— es un área verde abierta con montículos bajos y restos estructurales entre vegetación nativa, cancha deportiva, senderos y señalética básica; no opera con servicios turísticos formales, señala Por Esto!.
A diferencia de zonas arqueológicas mayores, su valor reside en ser un “museo al aire libre” de la Mérida maya dentro de la ciudad moderna. El INAH mantiene tutela legal; cualquier obra debe autorizarse sin afectar los vestigios, de acuerdo con INAH.
El reto de gestión urbana persiste: se enfatiza vigilancia y conciencia comunitaria para evitar deterioro y se promueven iniciativas de manejo de flora nativa y puesta en valor de parques arqueológicos urbanos, señalan publicaciones académicas recientes.
En síntesis, Soblonké se mantiene como testimonio de la historia maya en Mérida dentro de un entorno residencial. Su cronología abarca de épocas tempranas hasta el Clásico Tardío y los contextos domésticos y funerarios permiten reconstruir aspectos de la vida cotidiana, de acuerdo con Mesoweb, Asociación Tikal y La Jornada Maya.
Fotos de Daniel Escalante y Roberto Escalante.



